Holismo y Somatización

Holismo y Somatización

El cuerpo grita lo que la boca calla

El bien-estar es un estado que damos por sentado la gran mayoría de veces, aun cuando es un don muy preciado al que no acostumbramos a darle valor hasta que nuestro bien-estar pasa a ser un mal-estar. Y hemos de ser muy conscientes que los síntomas y las enfermedades están ligados a la salud como la muerte a la vida, es algo que aunque queramos no lo podemos evitar. 

Cuando el cuerpo nos muestra un mal-estar (somatización), hemos de ser conscientes por consiguiente que el cuerpo es el vehículo de todos los procesos y/o cambios que se producen en nosotros queramos o no. 

Y para ello hemos de reaprender lo que mi cuerpo me está diciendo para entender la relación entre el cuerpo – la mente – la emoción. Si descubrimos este lenguaje podremos escuchar y entender nuestros síntomas para funcionar de nuevo en el bien-estar. 

Imagino que en mayor o menor medida, a todos/as en algún momento nos ha pasado sentir mal-estar y sabemos que es real y para nada insignificante.  

Es habitual escuchar en sesiones comentarios del tipo: cuando estoy nervioso/a me duele el estómago, no puedo dormir, mi cabeza le da mil vueltas a todo y necesito tomarme algo si no es imposible conciliar el sueño, tengo mucha tensión, estoy llena/o de contracturas en la espalda…    

Es evidente entonces que el cuerpo es la sede de nuestras experiencias, crecimiento, dolor, placeres, sensaciones, emociones y que esta multiplicidad sensorial nos desborda en muchas ocasiones.

La persona tiene su cuerpo, que vivencia, modela y modula a lo largo del proceso que es su vivir.

Holismo

Cuando se considera la globalidad del ser humano, también lo podemos llamar: holismo, que esto quiere decir que analizamos en su conjunto y no solo a través de las partes que los componen.

Ello implica que a la hora de estudiar un caso hemos de considerar todos los niveles de causación y de manifestación. Es decir, todas las posibles fuentes de desequilibrio y las manifestaciones o cambios producidos de todo tipo (subjetivas, objetivas, en cualquier lugar o actividad).

No podemos separar el cuerpo físico de las emociones, de los pensamientos, ni siquiera de los conceptos espirituales; Desde lo más material hasta lo que consideramos más sutil, todo forma parte del conjunto.

Las emociones y los pensamientos no están desconectados de lo físico Por ello, cualquier alteración en cualquiera de estas  áreas puede desequilibrar lo material, aunque no lo percibamos nítidamente. A esto se le llama somatización

Cuando un patrón de pensamiento o un hecho concreto de la vida emocional, se aprecia sin dudas en el cuerpo físico, ocurre lo que se denomina “somatización”. 

Si es un tema que te interesa, puedes ahondar en el “análisis bioenergético” te recomiendo ir a la fuente y leer a Alexander Lowen

La somatización o psicosomatización

se refiere a los síntomas físicos que se producen fundamentalmente por razones psicológicas de manera involuntaria. Cuando la presencia de síntomas físicos persistentes no pueden ser justificados por una causa orgánica el componente psicológico se ha establecido como un componente causal y el síntoma se manifiesta a través del cuerpo. 

Todos/as tenemos experiencias de cómo un pensamiento o emoción “se apodera de nuestro cuerpo” ésto  es lo que significa somatizar. Algunos ejemplos de acción-reacción de somatización rápida podría ser: Tienes un examen importante y no paras de ir al baño de los nervios que tienes. Te dan una mala noticia y luego te sale un sarpullido. Discutes con alguien y luego te duele la cabeza.

Todo ese catálogo de síntomas físicos, son producto de nuestros pensamientos y de las emociones que se generan en nuestro interior a raíz de ellos. 

Los pensamientos que que nos vamos repitiendo, las palabras que empleamos constantemente van creando nuestras experiencias hasta el momento y muy rara vez nos sentamos a cuestionar nuestras propias creencias, podría preguntarme por ejemplo: ¿esto es realmente cierto? ¿está sucediendo ahora? ¿Por qué creo que esto no lo puedo conseguir? (…)

Te propongo parar un momento y date cuenta de lo que estás pensando ahora mismo… Si los pensamientos dan forma a nuestra vida y experiencias; y además somos conscientes de que pueden tener una consecuencia o un impacto en nuestra salud física;  quizá hemos de prestarles más atención, ya que cualquier cosa que enviemos mental o verbalmente volverá a nosotros en esa misma forma. 

Tómate unos instantes para escuchar las palabras que te dices porque nadie piensa en tu mente sino solamente tú (…)

Y ahora siente en tu cuerpo la sensación que produce ese pensamiento (…)

¿Te revela algo distinto a lo que inicialmente pensabas?

Todos/as tenemos pautas de pensamiento que producen experiencias/sensaciones agradables al igual que todos/as tenemos pautas de pensamiento que producen experiencias/sensaciones desagradables. 

El poder que hay en la palabra, en los pensamientos y en nuestras emociones es lo que experimenta nuestro cuerpo.

La experiencia tiene un correlato corporal, el vínculo se estructura en el contacto corporal y accede directamente desde el tacto a las áreas emocionales.

Hay que tener en cuenta que la mente tiene facilidad para el libre albedrío… Nuestras historias cambian, las revisamos, las modificamos para que nuestro pensamiento nos sea más funcional,  aunque eso signifique que a veces nuestros recuerdos  no sean reflejos exactos de la realidad, las historias que nos contamos para transmitir nuestra visión personal sobre nuestra experiencia (referencia al artículo de figura-fondo).

El cuerpo es la persona y es quien percibe, integra y vivencia. 

La persona como unidad psicosomática, como expresión de la condición única e irrepetible que le es propia, viene a condicionar el cómo le afecta.

El cuerpo, puede tener múltiples lecturas: médica, social, vincular, sexual, evolutiva, objeto de consumo…etc, pero sea como sea es receptivo y expresivo para una comprensión unitaria del ser humano.

Yo soy un cuerpo vivido”: La mano que toca, el abrazo que se da o se recibe, la mirada que dice mil palabras, un suspiro que reconforta… todo esto son manifestaciones del “cuerpo vivido”, cuerpo de riqueza insólita y de posibilidades infinitas. 

Mejor que yo que lo exprese el gran maestro y poeta Gustavo Adolfo Bécquer: 

Sabe, si alguna vez tus labios rojos

quema invisible atmósfera abrasada,

que el alma que hablar puede con los ojos,

también puede besar con la mirada.

¡Escucha tu cuerpo!

Tanto si te grita, como si te susurra, como si te habla… Si decides escuchar a tú cuerpo, o sientes que lo que te está diciendo está en un código que no logras descifrar, tal vez sea el momento de iniciar un proceso terapéutico que te ayude a desmontar todos esos diálogos y convicciones para deshacerte de todo aquello que ya no te sirve y no necesitas. Si sientes que ha llegado tu momento, aquí me tienes ¡te acompaño!

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2. Encontrar nuevas maneras de entender lo que estás viviendo y saber cómo desbloquearlo.


3. Saber por qué nos quedamos atascados/as y descifrar cómo deshacer programas que ya no necesitas impulsando tu potencial.

En resumen… Aprender más de ti para vivir mejor.

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