Despídete de la inconformidad; Abraza la Aceptación
Cuando vivimos, más dentro que fuera, nuestro norte se desdibuja y nuestra satisfacción también.
Desde siempre, como seres sociales hemos tomado como referencia las experiencias de otros para guiar nuestra propia experiencia, pero esta práctica si sencillamente la repetimos pero no nos damos cuenta, puede conducirnos a vivir en la superficialidad.
Esa en la que juzgamos y nos comparamos por cosas que creemos que podrían determinar si tendríamos éxito en la vida. Pensamos (y la sociedad nos alimenta la idea) de que para ser felices o vivir en bienestar, tenemos que replicar una especie de receta, en la que unas características físicas, experiencias, unas técnicas para conseguir objetivos y en consecuencia, unos logros; nos llevarán como por arte de magia a la realización, a la felicidad o la plenitud.
Y en base a esa receta, dirigimos y actuamos, buscando volvernos algo que tal vez no somos, controlar y modificar todo cuanto pasa a nuestro alrededor y conseguir cosas que puede ser que para nosotros no signifiquen nada.
QUEREMOS CAMBIAR TODO, EXCEPTO A NOSOTROS MISMOS
Como bien imaginarás o tal vez lo has experimentado, si actuamos de este modo, sólo tenemos dos posibles resultados:
- Vivimos frustración y tristeza al ver que las cosas que nos hemos planteado, no pueden ser alcanzadas.
- Vivimos decepción, frustración y mucha más tristeza al ver que si las hemos alcanzado pero que no por eso nos sentimos felices o plenos.
Una vez nos damos cuenta de que no existe una receta universal y única, empezamos entonces a replantearnos si en realidad eso que tanto buscamos no está fuera sino dentro de nosotros mismos y descubrimos que no hace falta esperar un momento determinado o sumar una cantidad de condiciones para estar satisfechos con nuestra existencia.
No necesitamos mapas externos que nos digan qué hacer, más bien hemos de desarrollar una brújula interna que nos marque nuestro propio camino.
Porque no se trata solo de lo que hacemos, sino de por qué lo hacemos y qué tan coherente es eso, con quienes somos en lo más auténtico de nuestro ser y con las verdades más profundas de nuestra vida.
Las expectativas que nos hemos creado de cómo deben ser las cosas, pueden conducirnos por caminos muy largos y tortuosos, pero sobre todo agotadores. Luchando continuamente, enfrentándonos, huyendo, peleando… Aquello que negamos nos oprime. Lo que reconocemos y aceptamos, nos libera.
«Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma»
Carl Jung
MENOS LUCHA Y MÁS ACEPTACIÓN.
La aceptación desde el punto de vista biológico se refiere a, no oponerse a un fenómeno, no ofrecer resistencia, no desperdiciar energía huyendo o peleando.
Desde un punto de vista psicológico se refiere a observar sin tener que entender por completo o desear cambiar aquello que estamos experimentando.
Y sé que puede parecer que al plantear la aceptación como camino, se esté sugiriendo la salida fácil, pues más bien es todo lo contrario ¡es el camino más comprometido! No tratar de cambiar las cosas y muchas veces sencillamente no actuar, esperar, dejar que las cosas ocurran, cuando inconscientemente estamos cableados para hacer lo contrario y tratar de cambiar todo cuanto pueda ser cambiado; con tal de evitar el dolor, la tristeza, la rabia y todas las emociones que no nos gustan; es todo un reto y un aprendizaje
Pero en esa lucha, no solamente es probable que estemos peleando contra molinos de viento, sino que aunque pensemos que les hemos ganado, no estamos haciendo más que consintiendo permanecer en un bucle en el que seguiremos viviendo situaciones similares, hasta que aprendamos lo que en realidad nos vinieron a enseñar. Por ello, hay que tener en cuenta, que lo que nos negamos nos fuerza a cargar con ello y a repetirlo una y otra vez.
Respecto a esto, el psicólogo Carl Jung señala:
«Aquellos que no aprenden nada de los hechos desagradables de sus vidas, fuerzan a la conciencia a que los reproduzca tantas veces como sea necesario para aprender lo que enseña el drama de lo sucedido»
Aceptar, tanto a nosotros/as mismos, como a las cosas que van ocurriendo y lo que nos da la vida, producirá cambios profundos y constructivos en nosotros/as y sobre todo, en la percepción que tenemos de nuestra experiencia vital.
EL DOLOR ES INEVITABLE, EL SUFRIMIENTO ES OPCIONAL
En nuestras vidas se producen muchas situaciones en las que no tenemos más remedio que aceptar las cosas tal y como nos vienen dadas, tal vez porque no están en nuestro control, o tal vez porque ya es tarde para intervenir. Sea cual sea el caso, cuando nos negamos a aceptarlas y nos resistimos a los cambios, el negarlo solo hace que caigamos en el sufrimiento.
Y la verdad es que además, se nos educa para triunfar, luchar, detectar errores y evitarlos o no repetirlos. Vivimos en una sociedad orientada al éxito, que penaliza, castiga, evita, invisibiliza, postpone y rechaza el fracaso, los errores, las situaciones adversas, el dolor…
Por eso todo lo pasamos por la razón, lo pensamos, lo analizamos y lo desgranamos para tratar de encontrar una respuesta/explicación y sobre todo, no permitir que ocurra nunca más. Cuando en realidad, probablemente no esté en nuestras manos que eso ocurra o no. Pero no nos permitimos estar en contacto o quedarnos mucho tiempo experimentando esas emociones, cuando en realidad en sentir, está la clave para trascender aquello que vinieron a enseñarnos esas situaciones.
Ir hacia ese sentimiento que nuestro propio cuerpo se encarga de mostrarnos es aceptar la realidad de lo que nos ocurre.
Si ignoramos esos sentimientos incómodos por miedo, estamos negando nuestra vivencia, nuestro aprendizaje y nuestra propia existencia.
Nuestro crecimiento y aprendizaje se producirá cuando aceptemos nuestros sentimientos y emociones tal como aparecen, sin juzgarlos, censurarlos ni reprimirlos.
La negación, no sólo no logra deshacerse de esas emociones, sino que provoca el efecto contrario: amplificando aquello que nos hemos negado a aceptar y recreándolo y magnetizándolo en nuestra realidad hasta que sea imposible de ignorar.
La transformación sólo se puede dar a partir de la aceptación. Solo podemos actuar sobre algo si antes lo aceptamos
A medida que se van revelando a través del proceso terapéutico las partes que permanecían ocultas, la aceptación de cada una de ellas es imprescindible para dejar de estar en lucha con nosotros mismos/as, en conflicto entre lo que somos y lo que nos gustaría ser.
Si quieres que te acompañe en tu camino de aceptación y crecimiento, en favor de un mayor equilibrio y coherencia interna, solicita una sesión de valoración aquí