El ave fénix y la transformación

Ave Fenix

En esta vida no hay nada permanente, todo cambia, muta, acaba sufriendo una transformación…

Hoy te invito a echar un vistazo y hacer algunas reflexiones con respecto a este mito que nos acompaña en la mayoría de las culturas/civilizaciones modernas, ya que es tan rico y diverso, como fascinante.

El Ave Fénix es una criatura llena de simbología para el ser humano. Es una criatura de fuego capaz de elevarse majestuosamente desde las cenizas de su propia destrucción, simboliza también el poder de transformarse y la capacidad inigualable de renovarnos en seres mucho más valientes, fuertes y sabios.

Carl Gustav Jung (psicólogo y psiquiatra reconocido) nos explicó en su libro Símbolos de transformación que el ser humano y el ave Fénix tienen muchas similitudes. Y no es casualidad que, a lo largo de la historia, lo encontremos reseñado en culturas muy diversas.

En China, le llaman Feng Huang y simboliza la virtud, el poder, la prosperidad, así como también representa el yin y el yang; la dualidad que conforma todo lo existente en el universo.

En el antiguo Egipto le llamaban Benmu, también representaba la dualidad del bien y el mal, la asociación al sol y la muerte, ya que cada 500 años se renovaba para volver con más sabiduría
Para los grecorromanos, que le llamaban Phoînix (y que originó el nombre que conocemos hoy) era más poderoso que los dioses, porque representaba la inmortalidad, sumada a la virtud de poder morir y transformarse.

Aparece retratado en la mayoría de las culturas indígenas americanas y hasta el cristianismo tiene su adaptación.

El Ave Fénix, es la representación de la creación y la destrucción; la vida y la muerte… la transformación y en consecuencia la resiliencia en su más amplia expresión. Su historia está ahí para recordarnos esa maravillosa posibilidad que tenemos siempre de renovarnos y renacer.

¡Esta es la razón por la que aparece como mito en tantas culturas! Los humanos necesitamos historias. Desde siempre las hemos utilizado para aprender, nutrirnos y enseñar a nuestras nuevas generaciones cómo conducirse en el mundo y la historia del Fénix nada más y nada menos nos enseña a enfrentarnos al dolor y la muerte de una parte de nuestra realidad o de nosotros mismos, con la confianza de que ese proceso nos dejará un aprendizaje que nos enriquecerá para siempre.

Forma parte de las ventajas de ser humanos, tal vez incluso sea la más importante de ellas, esa capacidad de aprender. No como un simple acto de acumular conocimientos, sino de genuinamente ser maleables y poder ROMPER patrones, conductas o vínculos que ya no están marchando bien, para adaptarlos y vivirlos más placenteramente.

No se trata de negarse a ver el trauma y lo negativo que puede haber en una situación, se trata de reconocer el proceso y a veces incluso procurarlo, así como el ave Fénix propicia las condiciones necesarias para fallecer porque sabe que renacerá en una versión más poderosa de ella misma.

Así como el Fénix, que busca los elementos naturales que le den fortaleza y delicadeza para apoyar su proceso de transformación, los humanos creamos nuestro nido y sistema de soporte donde encontraremos la fortaleza para atravesar ese proceso de oscuridad, sabiendo que llegará el amanecer y renaceremos.

En ocasiones ese proceso de renacimiento nos lleva un poco más de tiempo de lo que pensábamos, o la sensación que tenemos es incluso de que pasa mucho más tiempo, porque estamos inmersos en la oscuridad, el dolor o la soledad. Por y para eso, muchas veces en ese sistema de soporte, participamos los psicólogos y tengo que decir que ser testigo del proceso de transformación es un privilegio increíble y que no debe ser una limitación el sentir la necesidad de buscar acompañamiento en el proceso, es tan natural como para el Ave Fénix hacer su nido con las ramitas correctas. Se trata de tener donde apoyarse e incluso descansar mientras el cambio ocurre.

Todos buscamos lo mismo: la transformación

A día de hoy podemos decir que significa crecer a través de las adversidades y resurgir. Es una simbología muy potente que ha utilizado la humanidad como estandarte de superación y de logro de objetivos.

Siguiendo la simbología del Ave Fénix, el volver a nacer nos ayuda a entender y confiar en nuestras potencialidades y capacidades. Nos ayuda a ser más creativos para transformarnos en quienes queremos ser. Y, por último, nos invita a encontrar en las dificultades una oportunidad para crecer, aprender más y para ser más flexibles.

Esta capacidad admirable por renovarnos, por recobrar el aliento, las ganas y las fortalezas es una cualidad innata que TODOS/AS tenemos y la podríamos englobar, en una palabra: TRANSFORMACIÓN.

Está en nuestras manos y es nuestro poder, el decidir cómo lo vamos a gestionar, qué es lo que deseamos y cómo renovarnos para adquirir mayor conocimiento y sabiduría. Si estás en este proceso y sientes que quieres que forme parte de tu sistema de soporte, Reserva una sesión de descubrimiento aquí.

El ave Fénix renacía lleno de fuerza y poder después de 3 días cuando se rindió a las llamas… Símbolo de purificación, inmortalidad, renacer físico y espiritual.

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En resumen… Aprender más de ti para vivir mejor.

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