Resistencia al Cambio

Resistencia al cambio

Quien menos o quien más, todos hemos experimentado la resistencia al cambio porque es absolutamente natural.

El Cambio es Inevitable

En la estabilidad, las rutinas, lo cíclico y repetido hay confort y una sensación de seguridad. Luego si ya en realidad es seguro o no, es otro tema, pero así lo percibimos. “Si ya esto ha ocurrido y se ha resuelto así, ese es el camino a seguir, mejor no arriesgar, mejor no plantear algo muy diferente, mejor ir por donde todos han cruzado el río”.

Y así vamos archivando en nuestra memoria los posibles escenarios, hasta que llega la vida, que es cambiante en sí misma y nos toca tantear escenarios muy distintos o que no se parecen en nada a lo que esperábamos y se nos viene el mundo encima.

Al ocurrir esto, muchas personas experimentan una angustia emocional que es desencadenada por un cambio o a veces tan siquiera ante la posibilidad de que ese cambio se produzca. 

Cuando una persona se resiste al cambio es porque desde su perspectiva y con su contexto 

que incluye su personalidad, su carácter, sus antecedentes, su situación actual…; su valoración de la situación le produce incertidumbre. 

Viéndolo así, la resistencia al cambio es una increíble oportunidad para mirarnos a nosotros/as mismos/as, comprendernos mejor y tomar la decisión de vivir y experimentar los cambios con más apertura y menos sufrimiento.

Para esto, en primer lugar vamos a diseccionar cómo funciona y así arrojamos luz en el asunto; Elisabeth Kübler-Ross (reconocida psiquiatra) lo propone como un ciclo emocional:

¿Cómo Procesamos los Cambios?

1. Etapa de choque. Es el estado de parálisis por análisis o bloqueo inicial, cuando nos exponemos por primera vez a la posibilidad de que ocurra el cambio. 

En ese estado lo usual es no reaccionar, por lo que desde fuera podría parecer que hemos aceptado con naturalidad y tranquilidad la transformación, pero en realidad lo que está pasando es que nuestro sistema emocional está “congelado”. Nuestra mente racional aún no ha procesado el cambio ni lo que éste significa. 

A medida que el tiempo va pasando y vamos asumiendo el cambio, es posible que suframos una crisis de ansiedad o que presentemos otras reacciones físicas.

2. Etapa de negación. En esta fase negamos el cambio, no lo integramos, lo rechazamos, pretendemos que no ha ocurrido. Implica un ignorar la realidad y cualquier evidencia de que

la transformación es inminente, necesaria o está ocurriendo. Lo más normal es

que sigamos con nuestra vida, como si no pasara nada, con el optimismo falso e inocente de que el cambio o la necesidad de que se dé… desaparezca. Aferrándonos a nuestras rutinas cotidianas en un esfuerzo por mantener el control.

3. Etapa de la ira. Se produce cuando ya no podemos seguir negando el cambio, o impidiéndolo. Lo más común es experimentar rabia, frustración e ira. En esta fase salen a

relucir todos los sentimientos que reprimimos durante las etapas anteriores. También es común durante esta fase, que nos preguntemos ¿por qué tiene que pasarnos algo así? 

4. Etapa de negociación. En esta fase, intentaremos encontrar una solución, salida o alternativa, aunque normalmente ya no hay vuelta atrás, ni solución y en realidad lo que ocurre es que aún estamos resistiéndonos al cambio. No lo hemos aceptado y seguimos queriendo evitarlo, posponerlo o editarlo para que no nos afecte tan grandemente. Cómo quien regatea para comprar algo que igualmente quiere comprar.

5. Etapa de depresión. Llegada esta fase, finalmente aceptamos que el cambio es inevitable, sin embargo, no estamos en paz con el mismo y no lo aceptamos. Como respuesta podemos deprimirnos o irritarnos. 

Esta es tal vez, la etapa que más puede alargarse cuando nos resistimos tozudamente al cambio, porque podemos caer en dinámicas de evasión que nos mitiguen el dolor o la tristeza, pero que al mismo tiempo nos mantengan en el bucle de la autocompasión, dejando que todas las sensaciones de tristeza que deberían ser temporales, se cronifiquen y haciendo con ese dolor o sufrimiento de larga duración, más “necesario” el mantener las dinámicas adormecedoras de la tristeza.

6. Etapa de prueba. Es una fase en la que la resistencia al cambio finalmente va desapareciendo porque nos damos cuenta de que necesitamos reaccionar. Hemos tocado fondo.

Entonces comenzamos a buscar soluciones realistas y buscamos activar nuevos mecanismos que se adapten a la realidad. En esta fase hacemos pequeños experimentos que nos acercan al cambio y nos permiten mirarlo desde otro punto de vista..

7. Etapa de aceptación. En esta última fase, volvemos a encontrar el equilibrio que habíamos perdido con el cambio. Hemos encontrado y ponemos en práctica nuevos patrones de

comportamiento adaptativos que nos ayuden a reconstruirnos bajo las nuevas circunstancias.

¿Si es tan Natural, Por Qué Nos Cuesta Tanto?

¿Por qué nos cuesta tanto cuestionar nuestras creencias, nuestros valores, nuestras

percepciones? Pues porque tenemos miedo a descubrir que hemos estado viviendo dentro de una concepción errónea, limitante y que se nos desmonte todo lo que habíamos creído hasta ahora.

Somos conscientes de que el cambio es la única constante de la vida. Sin embargo, queremos cambiar y a la vez seguir siendo los mismos/as o haciendo las mismas cosas. Esa dicotomía genera una resistencia, a menudo a nivel inconsciente que en muchas ocasiones viene alimentada por: 

1. No comprender que el cambio es necesario. En algunas circunstancias podemos no tenerlo muy claro, sobre todo si nos sentimos relativamente seguros y cómodos en nuestra zona de confort. Si pensamos que las cosas que hemos hecho así durante tantos años seguirán funcionando y no hay motivos para cambiar, nos resistiremos a cualquier

transformación.

2. Falta de competencia y temor al fracaso. Se trata de un factor de resistencia al cambio que muy pocas personas admiten pero que se encuentra en la base de ese temor. Cuando creemos que no tenemos las habilidades, competencias o fuerzas necesarias para afrontar la transformación.

3. Apego a los hábitos. Si hemos hecho determinadas cosas de cierta forma durante mucho tiempo, no es fácil cambiar esos patrones pero no es imposible. No solo se trata de hábitos de comportamiento sino también de maneras de relacionarnos, pensar o sentir. Esto se debe, entre otros factores, a que en nuestro cerebro ya existen “autopistas neuronales” por las que esos hábitos discurren rápidamente, por lo que cambiarlos requeriría construir otras, y nuestro cerebro suele tender siempre a aplicar la ley del mínimo esfuerzo.

4. Disonancia cognitiva. En algunos casos el cambio representa un punto de ruptura con algunas de nuestras creencias u opiniones que se encuentran muy arraigadas en nosotros/as, y puede ser muy desconcertante, lo cual, genera una disonancia cognitiva que no estamos dispuestos a asumir porque nos puede desmontar el mundo que nos hemos creado y eso no lo sabemos sostener. Entonces preferimos no cuestionarnos por miedo y nos condicionamos diciéndonos cosas como “yo soy así” o “las cosas son así y no se pueden cambiar” y con eso nos conformamos y nos limitamos.

¿Cuál es Entonces la Clave para Fluir en el Cambio?

Cuestionarnos y desgranar nuestra identidad. Entrar en nuestra psique para averiguar de qué forma estamos condicionados, quienes somos, por qué funcionamos como lo hacemos y poner en jaque nuestra mente programada, que es el reflejo de nuestra familia, nuestra sociedad y nuestro entorno. 

Cuestionarnos cómo vivimos y atrevernos a salir de nuestra área de confort. 

Se trata de un desafío, un reto de vida que puede producir miedo y pereza, pero es solo este trabajo en nosotros/as mismos/as el que nos va a permitir aprender a navegar los cambios y a superarlos con menos sufrimiento.

Darte cuenta que estamos condicionados y que no estamos viviendo como sentimos que podríamos vivir, puede ser doloroso, pero al mismo tiempo muy liberador.

No se trata de convencerse de que no necesitas cambiar para que no se desmorone todo, sino

de pensar qué necesitas para sentirte mejor y así poder transfórmate en una mejor versión

de tí mismo/a. ¿Qué eliges? 

Si te estás cuestionando a tí mismo/a, tu realidad y tus elecciones, y te estás planteando conocerte mejor y aprender a navegar de otra manera la vida, puedo acompañarte. Reserva tu sesión de descubrimiento aquí, te espero con ilusión.

Suscríbete para:

1. Tener más conocimiento y descubrir nuevas formas para cuidarte unificando tu mundo exterior con tu mundo interior.


2. Encontrar nuevas maneras de entender lo que estás viviendo y saber cómo desbloquearlo.


3. Saber por qué nos quedamos atascados/as y descifrar cómo deshacer programas que ya no necesitas impulsando tu potencial.

En resumen… Aprender más de ti para vivir mejor.

Comparte

Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest
Telegram
WhatsApp